Cómo la inteligencia artificial está redefiniendo el liderazgo empresarial en Latinoamérica
Durante años, las empresas latinoamericanas han enfrentado el mismo dilema: ¿cómo mantener niveles de servicio competitivos sin aumentar inventarios ni comprometer capital?
En sectores como retail, supermercados, farmacias o manufactura, la respuesta a esa pregunta define la rentabilidad.
Hoy, la inteligencia artificial ya no es una promesa de futuro. Es una herramienta estratégica capaz de predecir, alinear y transformar la forma en que las organizaciones toman decisiones cada día.
El doctor Pablo Zegers, director general y cofundador de Anastasia, lo resume con claridad: “Una empresa que aprende a predecir se vuelve más inteligente. Y una empresa más inteligente es, inevitablemente, más rentable.”
Esa visión está marcando un punto de inflexión para las compañías que buscan competir en mercados complejos, con márgenes ajustados y clientes cada vez más exigentes.
Del Excel a la inteligencia organizacional
En muchas organizaciones, la planeación aún depende de hojas de cálculo o de intuiciones acumuladas con los años. Pero ese enfoque tiene límites.
La inteligencia artificial permite ver escenarios futuros, cuantificar riesgos y alinear decisiones entre áreas que históricamente han trabajado desconectadas: planeación, compras, marketing, finanzas y operaciones.
Cuando todos los equipos —desde el directorio hasta el área comercial— observan los mismos datos y escenarios, la empresa deja de reaccionar para comenzar a anticiparse.
Es lo que Zegers denomina “alinear la estrategia con la táctica en tiempo real”.
No se trata solo de automatizar tareas, sino de construir una nueva manera de pensar la organización.
Una oportunidad con especial atención en Latinoamérica
El cambio tecnológico en la región no está limitado por la falta de talento, sino por algo más profundo: una cautela cultural frente al uso de la tecnología como motor propio.
Durante años, muchas empresas latinoamericanas han creído que la innovación de clase mundial solo se produce en otros países. Pero la realidad está cambiando.
Cuando las organizaciones de la región adoptan, integran y aplican la inteligencia artificial en sus procesos, descubren que pueden competir de igual a igual con compañías globales.
Y ese es, en sí mismo, un punto de inflexión: pasar de la cautela a la decisión es la verdadera transformación.
De los reportes a los agentes inteligentes
La adopción de IA no se limita a mejorar predicciones: transforma la relación entre las personas y la información.
Hoy, un equipo puede conversar con un agente inteligente que entiende el negocio, analiza datos históricos y proyecta escenarios:
“Muéstrame las cinco sucursales con peor rotación y propón un plan de mejora.”
Tres minutos después, el sistema entrega un diagnóstico con escenarios, recursos y tiempos estimados.
Esa capacidad —antes reservada a corporaciones globales— está hoy al alcance de empresas latinoamericanas con ventas entre 20 y 150 millones de dólares, que enfrentan limitaciones reales: capacidad productiva, disponibilidad de insumos y presión sobre el capital de trabajo.
La IA no reemplaza a las personas: amplifica su inteligencia y acelera su impacto.
El nuevo imperativo competitivo
En los próximos años, la brecha entre las empresas que adopten IA y las que no lo hagan será cada vez más visible.
No se trata de una tendencia tecnológica, sino de una transformación estructural.
Las compañías que aprendan a predecir la demanda, ajustar la producción y alinear decisiones comerciales en una sola fuente de verdad dominarán sus mercados.
Las demás seguirán atrapadas en la incertidumbre de lo manual, lo lento y lo impreciso.
Conclusión: el futuro ya empezó
La conversación completa con Pablo Zegers y Gonzalo Raggio —disponible en el canal de Anastasia en YouTube y LinkedIn— profundiza en cómo esta nueva generación de inteligencia artificial está ayudando a las empresas a pensar distinto, decidir mejor y crecer con más confianza.
No se trata de reemplazar la experiencia humana, sino de potenciarla con una precisión que antes era imposible.
En Anastasia, esa visión ya está en marcha. Las organizaciones que decidan sumarse a esta transformación no solo verán el futuro, sino que aprenderán a anticiparlo.



